5 de Junio del 2007 - El tiempo

Cada día estoy más convencido de que el tiempo es relativo, como decía aquel en blanco y negro con la lengua fuera... y no hablo del sentido físico, sino del otro, del mental.

A todos nos ha pasado alguna vez que tres días encadenados nos parecieran una sola tarde, 15 minutos una eternidad, un año un parpadeo ó un instante toda una vida. El porqué puede que esté en las sensaciones que percibimos durante esos intervalos temporales, cumpliéndose (a mi parecer) curiosamente la regla de que a más y mayores impresiones vividas, mayor dilatación se percibe en el tiempo.

Siempre habrá quien no comparta esta opinión y diga que el tiempo se hace tanto más corto, cuantas más sensaciones agradables experimentemos, pero sospecho que es sólo consecuencia del deseo de prolongar ese placer, rechazando el momento en que el ritmo que llevaba llega a su fin para transformarse de nuevo en la simple rutina. Además, no quiero limitarme sólo a las experiencias placenteras, sino a todas, hablo también de las dolorosas, igual de válidas por su intensidad y variedad a la hora de alargar minutos.

Este fin de semana se me ha hecho largo... y eso es bueno. Un cúmulo de sensaciones, a medio camino entre la duda y la euforia, la cercanía y el rechazo, el cariño, el silencio, la risa y el llanto, el triunfo y el fracaso, el tropiezo, los aciertos, la carcajada, la curiosidad y la apatía, el hola y el adiós... y una serpentina de instantes más, mezclados tanto en personajes como en colores, todos deliciosamente originales.

Independientemente de que lo transmitido ó percibido haya sido la cara o la cruz en cada caso, prefiero a quien provoca esa variedad de momentos a aquel que pasa desapercibido, transparente, estático por el miedo a provocar el desequilibrio propio o ajeno. Los primeros, los provocadores, los que se atreven, son los que al fin y al cabo tienen el poder de quitarle la rigidez al constante segundero, distorsionándolo hasta el punto de llegar incluso a perder su propia noción... la del tiempo.

Dedicado a los que provocan, a los atrevidos, a los que a diario contribuyen a alargarme los días.

En la foto, un solo click y mil sensaciones.