viernes, 30 de octubre de 2009

Highlights vietnamitas (y V)

Cerca de Hoi An tenemos tres destinos a mano que merece la pena visitar. En nuestro caso sucumbimos nuevamente al encanto de las scooters, tras duras negociaciones y persecuciones de los arrendadores: primero que si 5 dólares, que sólo una era automática y queríamos 3, same same que sí, que no, que espera, no te vayas que de repente aparecen dos automáticas, pero que a 7 dólares, que nos piramos, que sí, que no, que nos cogen del brazo, que es broma, que vale, 5 dólares, pero la gasolina aparte, adiós muy buenas, gritos, persecución, ojos como platos, venga, amigos como al principio, un cambio de casco de cabeza del ofertante a cabeza del comprador y finalmente 5 dólares. Ains, ¡qué tedio!

Playa de China

Pero sí mereció la pena, como siempre, recorrer carreteras y carriles a lomos de la moto para disfrutar en primer lugar la Playa de China. 30 kms de arenas blancas, palmeras y buenos chiringuitos donde ponerse feos a sepias, almejas, gambas, pescado y demás delicias.

Montaña de mármol

Aproximadamente en el centro de estas playas tenemos las Montañas de Mármol, con un espectacular recorrido por sus entrañas, que sorprende con inmensas cuevas decoradas con múltiples budas gigantes tallados en la piedra, también por sus vistas desde los miradores y sus pagodas.

Cuevas montana de mármol

Como su nombre indica, se trata de unos afloramientos escarpados de mármol que los oriundos utilizaban inicialmente para extraer el preciado material y tallarlo allí mismo, en los talleres a pie de monte. Pronto se dieron cuenta de que por la gran demanda, no tardarían en quedarse sin la montaña que atraía al turista y dejaron de picarla. A día de hoy el mármol lo importan de China, pero lo siguen trabajando aquí.

Montaña mármol-pueblo

Es un verdadero espectáculo recorrer las calles del pueblo y ver cómo se suceden las miles de figuras de todos los tamaños, expuestas a pie de calle, local tras local. También resulta muy interesante ver cómo trabajan el mármol para crear las figuras. Artesanía en estado puro.

Ruinas de My Son

Por último, My Son, otro destino interesante, aunque no nos transmitiera tanto como esperábamos. Para ver este lugar sí es aconsejable contratar un tour, dado que se encuentra en medio de la selva. Patrimonio mundial de la Unesco, estas ruinas del antiguo reino champa guardan restos de lo que en su día (siglo IV) fue un gran centro religioso e intelectual, aunque por el paso del tiempo y sobre todo las bombas, gran parte haya sido reducido a escombros.

Da Nang lluviosa

Los últimos días nos sorprendieron con buenos chaparrones en Da Nang y de salida al aeropuerto de Ho Chih Minh, lo que nos trastocó un poco los planes. El sur del país quedará pendiente para otra ocasión. Sin embargo, supimos sacar el mejor partido y disfrutamos, entre otras cosas, de una curiosa cena en un bar de carretera de Da Nang en el que nos convertimos de alguna manera en una atracción para los camareros, un cantante ambulante, incluso para algunas salamanquesas y también diría que para una "simpática" roedora.

Bar de carretera Da Nang

Vietnam, toda una experiencia, toda una revelación. Un buen destino con el que empezar a saborear Asia para un novato como yo.

viernes, 23 de octubre de 2009

Un balcón sin vistas

Después de sufrir una serie de olvidos imperdonables para ella, Paula tomó la decisión de hacer frente a su menguante memoria con la ayuda de la mnemotecnia. Probó con post-its sobre la nevera, nudos en los trapos de cocina, una coqueta agenda e incluso dibujos clavados sobre su pizarra de corcho. Nada funcionó más allá de la primera semana, básicamente porque olvidaba eso que debía recordarle algo. Dejaba de prestarle atención a las señales que posaba sobre puertas o paredes, no sabía en qué cajón guardaba su librillo, veía como normal encontrarse con nuevas figuritas sobre el espejo del baño, un cojín en el pasillo o un tenedor sobre la tele. Reacia a darse por vencida, analizó la situación y concluyó que debía concentrar todas esas señales sobre algo que realmente le importaba, algo que contemplaba todos los días, un lugar imprescindible, motor de su existencia, donde cualquier alteración resultaría inevitable percibir.

Inmediatamente giró la cabeza hacia su balcón y esbozó una sonrisa. Todas las mañanas ejecutaba el mismo ritual: abría las ventanas de par en par, cerraba los ojos, respiraba profundamente y parpadeaba hasta encontrarse delante la estampa más maravillosa que podrían haber soñado Van Gogh y Monet juntos. El sonido, el aire y la vista la llenaban de algo mágico, indescriptible, próximo a esa sensación que arranca las ganas de cantar o de abrazar a alguien. Aquello le daba vida. Allí debía concentrar sus esfuerzos por recordar.

Un balcón sin vistas

Por eso mismo comenzó a colgar detalles para cada cumpleaños, macetas para los aniversarios, también para las periódicas visitas a parientes, recordatorios para llamar a los amigos y familiares en el extranjero, platitos para las citas de bodas y bautizos, los asuntos pendientes en su comunidad de vecinos, flores para el pago de los recibos de luz y agua, las citas médicas, las fechas para echar la lotería, figuras para las reuniones con el grupo de ajedrez, los viajes de primavera, verano e invierno, el curso de pintura, los mails pendientes de contestar, los capítulos de sus teleseries, la compra de la semana...

Nunca más volvió a olvidarse de nada. Con el tiempo sólo perdió las vistas desde su balcón. Y más tarde, las ganas de abrir las ventanas. Acabó mirando de reojo a las señales, casi sin necesidad. Y no se olvidó de nada, excepto de la razón por la que parpadeaba cada mañana y le entraban ganas de cantar.

domingo, 18 de octubre de 2009

Highlights vietnamitas (IV)

Hue y la DMZ

Una vez abandonado el norte, nos dirigimos en tren cama hasta Vietnam central, que sería la zona en la que concentraríamos la mayoría de los días de vacaciones que nos quedaban para disfrutar de las ciudades Hue y Hoi An, incluidos sus alrededores.

Hue

Construcción residencial típica

De Hue no hay mucho que destacar, excepto quizás su ciudadela y el palacio imperial, que se pueden visitar en un día. Sí es una posible ciudad destino para contratar desde allí un tour a la DMZ, la zona desmilitarizada, creada 5 kms arriba y abajo del río Ben Hai para servir como línea fronteriza entre las entonces separadas Vietnam del Norte y del Sur. Curiosamente, con el paso de los años y la creciente escalada de la guerra, se convirtió en una de las zonas más castigadas por morteros, proyectiles, minas y encarnizadas batallas. Hoy en día se cree que el 20% del territorio vietnamita sigue siendo potencialmente peligroso por la gran cantidad de artefactos que siguen activos. Conviene no salirse de los senderos trazados...

DMZ 2

La visita sirvió para hacernos una idea de las dimensiones de aquellas batallas viendo los cabezos aún hoy arrasados por el Napalm, conocer algo mejor la historia de este país, corregir algunos de los tópicos que nos quedaron grabados del cine bélico (no todo eran llanuras de campos de arroz, en los montes se libraron duros combates también; ej. la base americana de The Rock Pile) y para meternos en el papel de lo que tuvieron que vivir aquellos lugareños, recorriendo parte de los túneles de Vinh Moc.

Túneles Vinh Moc 1

Cráter causado por impacto de bomba

Estos túneles se construyeron a tres niveles y estaban equipados con lo necesario para sobrevivir largas temporadas a cubierta de las bombas que caían incesantes desde la costa o el aire. Cocina, "sala" de reuniones, pozos, habitáculos familiares, puestos de vigilancia, incluso paritorio... eso sí, todo a escala claustrofóbica.

Túneles Vinh Moc 3

Resultaba interesante conocer cómo los vietnamitas cuidaban hasta el más mínimo detalle para no ser descubiertos o defenderse en caso de intrusión. Varias bocas de entrada y salida (también a la playa), vegetación frondosa para camuflar las obras y las bocas de entrada, incluso aprovechaban para cocinar a primera hora de la mañana de manera que el humo generado, inteligentemente dispersado por arbustos y árboles a la salida de la chimenea, también se confundía con la niebla matutina. Destaca cómo sacaron partido del agujero que causó una bomba de perforación para adaptarlo como conducto de ventilación.

Túneles Vinh Moc 2

Túnel de Vinh Moc

Hoi An

Si a Hue le faltaba encanto y algo de cuidado en sus lugares de interés, en Hoi An nos encontramos con todo lo contrario. Una ciudad perfecta para desconectar, dándose paseos por sus calles y construcciones mezcla de influencias chinas, japonesas y francesas, donde el constante acoso de los vendedores autóctonos parece relajarse. Merece la pena una vuelta nocturna a la orilla del río, con el centro reservado al tránsito peatonal y vehículos sin motor, los locales iluminados con farolillos, música ambiente, variopintos pubs con encanto y coquetos restaurantes, listos para ofrecer una de las mejores gastronomías de Vietnam.

Calle Hoi An

Balcón con farolillos en Hoi An

Algo que no se puede quedar en el tintero es la espléndida artesanía que se puede encontrar uno en cualquiera de los puestos que ponen color a Hoi An. Zapateros, carpinteros, pintores... todos exhiben su trabajo en la misma puerta de su establecimiento, que a menudo es el propio taller para elaborar el producto. Mención especial para la costura, donde a petición del cliente ofrecen cualquier modelo que la imaginación pueda abarcar, por supuesto a medida, a un módico precio y si corre prisa, de un día para otro, incluso con entrega a domicilio.

Hoi An y la costura express

Calle en Hoi An

Y los días que merecen ser dedicados a esta zona no los llenan sólo la visita a la capital, sino también sus bellos alrededores. Pero eso ya será material de otro post.

martes, 13 de octubre de 2009

Braslibabe

Hay un dicho que habla de que los niños y los borrachos son los únicos que siempre dicen la verdad. Si la verdad está ahí fuera, ¿quedarse dentro significa caer irremediablemente en la mentira? ¿Cuando un niño lleva un calzoncillo sobre su cabeza es porque está borracho? Si no lo está, ¿percibe que es mentira todo lo que le cuentan del hombre del saco y el ratón Pérez? Muchas preguntas y una sola respuesta verdaderamente mentirosa, un nuevo mito clave en el panorama de los Subperséfilos: Braslibabe!

Braslibabe furioso

Sus tres años de actividad heroica contra el crimen organizado en colaboración con los cuerpos policiales de Massachussets, Bristol y Requena le han supuesto miles de condecoraciones con forma de figuras de Winnie the Pooh, Pocoyo, Donald y otros. Su elaborada técnica del pañal lapa, la asombrosa facilidad para hablar en clave y su perfecta capacidad de mimetización en terrenos de máxima alerta como las piscinas de bolas multicolor, le han permitido formar parte de un grupo de guerreros defensores del bien y de los ositos de goma, los gusanitos y el regaliz rojo, que también es necesario proteger.

Braslibabe alerta

Como todo Subperséfilo también Baslibabe tiene a un archienemigo de armas, papillas y bibis tomar: Espidimán, un personaje tuneado de otro más conocido a nivel mundial, pero no por ello menos peligroso. Utiliza la imagen afable del original para encaramarse de la confianza de los ciudadanos, quienes inocentes ellos, conceden al mismo todo utensilio que creen poner en buenas manos: un jarrón, rotuladores indelebles, un móvil de última generación...

Espidiman

Y es entonces cuando muestra su lado verdadero, el rostro que oculta bajo ese disfraz.

¡Cuide su ritmo cardíaco, guarde la compostura y ahogue el grito (o la carcajada) que le pueda embargar! Aquí está, ya llegó, el ser que oculta en su interior. ¡Aaaahhhhrrrrgggg!

Espidiman al descubierto

Braslibabe y Espidimán. Dos caminos, un cruce, cero ceda el paso. El yin y el yan. El Cola y el Cao. Una batalla que va más allá de la conquista de un triciclo. Una lucha por el honor y la verdad. La cuenta atrás para el combate ya está en marcha: 10, 9, 14, 23, 4, 1... paciencia. Dejad que pase la eduación infantil. Paciencia.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Highlights vietnamitas (III)

Halong Bay y Cat Ba

Uno de los destinos imprescindibles de Vietnam es, sin duda, Halong Bay, al noreste del país, donde se concentran más de tres mil islas de roca caliza de diferentes tamaños, que emergen de sus aguas esmeraldas como si los mitos y leyendas que las envuelven quisieran subrayar el origen mágico de este espectacular paisaje.

Halong Bay 01

Para disfrutar completamente del tiempo que se merece esta maravilla lo mejor es contratar un tour. Nosotros optamos por el lote de tres días y dos noches, pasando una de ellas en el barco y la otra en un hotel de Cat Ba, una de las islas más grandes, con parque natural incluido. Sinceramente, el Sun Cruise, nuestro barco de madera, nos sorprendió muy gratamente.

Halong Bay 02

Una acogedora cubierta para ponerse moreno, mirar las estrellas mientras se arregla el mundo con unas cervezas en la mano o saltar desde la barandilla al agua mientras se pone el sol. Unos camarotes coquetos y bien equipados, comedor y barra, baños... un lujazo para el precio que pagamos.

Halong Bay 03

Porque, como todo en Vietnam, también el precio del tour hubo que negociarlo. Bajamos de una oferta de unos 180 $ por cabeza a unos 110 $ (si mal no recuerdo), pasando antes nuestras quejas y lloriqueos por un descuento inicial del 10%, un pequeño ajuste posterior, una llamada al jefe para bajarnos un poco más y una última llamada de la señorita que nos atendió antes de que saliésemos pitando por la puerta.

Halong Bay 2

Acabamos casi diseñando a nuestro antojo la ruta, con visita al mirador de Titop, jornadas en kayak, algo de senderismo por Cat Ba, una vuelta por una cueva imponente y la negociación de un día extra en Cat Ba, para recorrer la isla por nuestra cuenta y luego volver con el barco del tour. Incluido en el precio iban también desayuno, comida y cena, la estancia de una noche en un hotel en Cat Ba, el guía que nos acompañó e incluso una actuación sorpresa de cantos tradicionales en el propio barco. ¿Qué más se puede pedir?

Halong Bay 1

Cueva Halong Bay

Halong Bay 05

El último día lo dedicamos por completo a la isla de Cat Ba de la mejor manera posible en que se puede recorrer este y otros muchos parajes en Vietnam: a lomos de una motocicleta. Muchas carreteras y carriles para nosotros solos, pueblos escondidos en los que los zagales nos saludaban eufóricos, vistas inmensas, un refrescante soplo de aire fresco cuando le dabas al acelerador, unas siempre inesperadas nubes de mosquitos al atardecer... puajj, puff, puajjarfghh.

Cat Ba 2

Cat Ba 02

Simplemente espectacular toda esta zona. Un buen destino elegido para celebrar otro cumpleaños más, allende los mares, junto al amigo Ignacio. Y que siga la racha!

Cat Ba

No pudo ser mejor la elección del cocktail para el brindis.
Un " Around the world" para el caballero, por favor, que le va como anillo al dedo.