- Aceite y agua, OK
- Colgante hortera del retrovisor-OK
- Colección de cassettes-OK
- Boli para rebobinarlas en caso de enrollamiento-OK
- Dirección asistida-Uuyyy, casi
- Aire acondicionado -sí, la ventanilla baja bien
- GPS-¿Cualo?
- Cargador del móvil -¿mande?
- Etc...
- la copiloto con termo de café, bolsa de chucherías y tupperware de tortillitas a sus pies
- el piloto con enormes gafas de sol y botella de agua encima del freno de mano
- los niños en la parte de atrás, tendidos, nada de cinturones de seguridad, los huecos de los pies ocupados con bolsas, neceser, nevera y un video VHS regalo para los abuelos, formando con el asiento una sola superficie en la que a modo de tetris los lechones soportarían estoicamente miles de kilómetros, sueños imposibles, pies sobre la cara, mareos, siestas con curvas, calor de invernadero, vómitos y la cinta del Queco.
El viaje en sí no podía ser otra cosa que una auténtica aventura y prueba de resistencia humana, cuando en las aduanas había que simular estar dormidos para reducir las posibilidades de que al agente le diera por registrar el coche y descubrir el jamón oculto, cuando con toallas pisadas con los cristales se fabricaba un sombrajo de diseño, también mientras el conductor lograba el record de 5 horas ininterrumpidas de viaje y tú el de una vejiga de campeonato, a falta de algún anuncio de gasolinera con servicios incluidos.
Y todo esto sin triángulos de señalización, sin ordenador de a bordo, ni chalecos reflectantes, sin la PSP, ni el DVD portátil, nada de climatizador...y sin noticias de vuelos low cost. ¡Benditos sean!
Sea como sea vuestro viaje, espero que lo disfrutéis y gocéis de vuestra estancia allí donde os lleven las ganas de descansar, curiosear, pasarlo bien y cargar las pilas. Ya sabéis, lo importante es llegar.
Que paséis unas geniales vacaciones!! Nos vemos a la vuelta en septiembre...












No sé muy bien si por ser el último día, por cabezonería, por el rebujito, la compañía ó las circunstancias, logramos hacer de un día que se antojó muy gris para muchos, uno de los más entretenidos de estas fiestas. Fue la noche en que bromeamos pidiendo Frenadol y tapitas de Ibuprofeno a los mayordomos que pese al agua salían a ofrecernos jamón, queso y fino, el rato en que con el primache Ildefonso competimos por ver quién era el primero en hacerse con un capote de agua, el día en que (pese a llevar lloviendo más de dos horas sin parar) hacíamos (con goterones de agua recorriéndonos la cara, colándosenos por el cuello y el traje caladísimo) comentarios como: "Está la cosa fea, veremos a ver si no nos mojamos y todo", "No, si al final verás cómo nos llueve...", "Yo lo que no quiero es devolver el caballo "aguao""... y así, entre risas, se nos hicieron casi las 6 de la mañana, momento hasta el que cantamos más tonás que ningún día, uniéndonos a la reunión del quinto Miguel Ángel Cachondo, que no paraba de hacer el ganso simulando un trote sobre su caballo completamente parado. De nuevo me quedó claro que para pasarlo bien basta con tener la predisposición para ello y las ganas para que así sea, independientemente de las circunstancias.
PD: On the photo: the choupa crew.
Sólo recordaros que intento ser el mismo de siempre y si en algún momento descuido algo tan preciado como la toma de contacto con vosotros, tenéis la obligación de hacérmelo saber y echarme la bronca. De todas formas, me alegra que la montaña crezca y que los que forman la cima sigan estando ahí, como al principio y espero, hasta el final.
En la foto, con Wilma y una birrilla en la mano. Precisamente con unas merecidas cervecitas terminamos la dura y pedregosa jornada.

PD: En la foto, dos que ese día las llevaban puestas.









To be continued...
