Escarolaboy

En el mundo de los Subperséfilos hay muchos que sienten verdadera rabia cuando los medios de comunicación recurren a héroes imaginarios con el fin de explicar el poder beneficioso de un alimento. ¿Qué es eso de venderles a los niños capitanes de naves futuristas distribuyendo calcio por el organismo, tigres parlantes promocionando proteínas o jovenzuelos fornidos gracias al zumo de piña? Es más, ¿por qué cuestionan la inteligencia de los adultos explicando las virtudes del lactobacillus por medio de bolitas 3D devoradoras de bacterias?

¡Ya está bien! No hay mejor defensa que un buen ataque, ni mayor verdad que la que dice un niño borracho. Dejemos de vestir a la mona de seda y reconozcamos al auténtico causante de que parte del colesterol malo se convirtiera al lado bueno: Escarolaboy.

En 1976 una semilla de dimensiones descomunales cayó del cielo para aterrizar incandescente sobre una modesta huerta murciana, propiedad del matrimonio Gutiérrez. Recogido el supuesto "huevo" del socavón que echó a perder la recolección de aquel año, se guardó como oro en paño en la parte trasera del jardín, donde semienterrado, la pareja deseosa de descendencia, intuyó que debía incubarlo para disfrutar de ese regalo procedente del más allá.

Pronto germinó una criatura que nada tenía que ver con un pollo, pero mucho dio qué hablar por su aspecto biodegradable y sus virtudes sobrenaturales...

Una vez trasplantado, no hubo en el barrio chaval más saludable y ligero que él, ni abono más cuidado que el que la Sra. Gutiérrez empleaba para mantener la cabellera de Escarolaboy siempre fresca y crujiente. Logró comunicarse con verduras y hortalizas, desarrolló la técnica de teletransporte por goteo e incluso ideó el Flatulevator, vehículo que le permitía desplazarse a propulsión con enormes saltos, sin apenas generar emisiones perjudiciales para la atmósfera.

Tampoco tardaron en averiguar que todo aquello que el zagal tocaba, se transformaba al instante en una fuente de antioxidantes, vitaminas y minerales. Un bistec en remolacha, el tocino en cebolleta, longaniza en zanahoria, nada se le resistía...

Y hasta hoy lucha incansable (junto a Bikinioperator) contra su archienemigo, el Rey del Burguerplaneta, repartiendo con sus puños, hierro y zinc, ley y justicia.