Bens, de donde viene la mel (y II)

El pueblo de Monte dos Bens es una pequeña y tranquila aldea de Mértola (Portugal), donde abundan cuidados huertos al pie de encaladas casas. Una pequeña iglesia que con sus campanadas pregona puntualmente todas las horas del día, preside la entrada junto a otras construcciones públicas que resultan cuanto menos curiosas por los tiempos en los que vivimos.

Una de ellas alberga unos modestos baños públicos y el buzón al que los vecinos acuden para enviar sus cartas. Lo extraordinario es que allí también se encuentran todos los buzones destinatarios de cada uno de los vecinos, por lo que deben ir hasta aquí para recoger su correspondencia.

Al igual que el cartero, también los comerciantes tienen su propio sistema para optimizar su tiempo y llegar a los clientes con camiones provistos de minimostradores, teniendo sus días de reparto fijados ante la ausencia de supermercados y tiendas: los habitantes de Bens reconocen por el ruido y la bocina de quién se trata: el carnicero, el panadero, el frutero, etc.

Para los momentos de ocio, disponen también de un horno público en el que deben cocinarse verdaderas maravillas de asados. Algo que contrasta también es que el pueblo no disponga de sistema de alcantarillado (un camión acude periódicamente a limpiar las fosas sépticas), pero cuente con los contenedores de reciclado (envases, papel, cristal) que podemos encontrar en cualquier gran ciudad y que usan los vecinos conscientes de la importancia de conservar su medio ambiente.

Pero vayamos al grano... bueno, al panal. En Bens, se encuentra también la fábrica de envasado de la Mel de Portugal. Las instalaciones se han ido ampliando y modernizando desde que los abuelos de la casa empezaran con el oficio, pero a pesar de los avances se guardan las formas artesanas que dan a esta miel ese toque especial.

Una vez extraída la miel de las colmenas, se almacena y analiza antes de su envasado. Previo bombeo hasta la máquina envasadora, se mantiene a una temperatura adecuada que permite el filtrado y correcta circulación del fluido.

La mano del hombre es importante en todo este proceso, tanto por el control de calidad, como por la terminación de algunos de los variados productos que obtienen a partir de la miel.

Como ya sugirió alguno de los fieles comentaristas de este blog, la combinación de la miel con otros elementos la hace más apetecible, si cabe. Como ejemplos, la miel con almendras, piñones, canela, nueces...

Y no acaba ahí el catálogo de productos melosos: también podemos comprar caramelos de miel, polen e incluso jabón de miel. Productos naturales cien por cien.

No es oro todo lo que reluce, pero casi. ¿No dan ganas de meterle mano a este frasco?

Un abrazo para Nuno y Chari, que nos recibieron con los brazos abiertos, aún estando en plena faena, para mostrarnos de cerca su quehacer diario.