viernes, 23 de octubre de 2009

Un balcón sin vistas

Después de sufrir una serie de olvidos imperdonables para ella, Paula tomó la decisión de hacer frente a su menguante memoria con la ayuda de la mnemotecnia. Probó con post-its sobre la nevera, nudos en los trapos de cocina, una coqueta agenda e incluso dibujos clavados sobre su pizarra de corcho. Nada funcionó más allá de la primera semana, básicamente porque olvidaba eso que debía recordarle algo. Dejaba de prestarle atención a las señales que posaba sobre puertas o paredes, no sabía en qué cajón guardaba su librillo, veía como normal encontrarse con nuevas figuritas sobre el espejo del baño, un cojín en el pasillo o un tenedor sobre la tele. Reacia a darse por vencida, analizó la situación y concluyó que debía concentrar todas esas señales sobre algo que realmente le importaba, algo que contemplaba todos los días, un lugar imprescindible, motor de su existencia, donde cualquier alteración resultaría inevitable percibir.

Inmediatamente giró la cabeza hacia su balcón y esbozó una sonrisa. Todas las mañanas ejecutaba el mismo ritual: abría las ventanas de par en par, cerraba los ojos, respiraba profundamente y parpadeaba hasta encontrarse delante la estampa más maravillosa que podrían haber soñado Van Gogh y Monet juntos. El sonido, el aire y la vista la llenaban de algo mágico, indescriptible, próximo a esa sensación que arranca las ganas de cantar o de abrazar a alguien. Aquello le daba vida. Allí debía concentrar sus esfuerzos por recordar.

Un balcón sin vistas

Por eso mismo comenzó a colgar detalles para cada cumpleaños, macetas para los aniversarios, también para las periódicas visitas a parientes, recordatorios para llamar a los amigos y familiares en el extranjero, platitos para las citas de bodas y bautizos, los asuntos pendientes en su comunidad de vecinos, flores para el pago de los recibos de luz y agua, las citas médicas, las fechas para echar la lotería, figuras para las reuniones con el grupo de ajedrez, los viajes de primavera, verano e invierno, el curso de pintura, los mails pendientes de contestar, los capítulos de sus teleseries, la compra de la semana...

Nunca más volvió a olvidarse de nada. Con el tiempo sólo perdió las vistas desde su balcón. Y más tarde, las ganas de abrir las ventanas. Acabó mirando de reojo a las señales, casi sin necesidad. Y no se olvidó de nada, excepto de la razón por la que parpadeaba cada mañana y le entraban ganas de cantar.

12 comentarios:

  1. ya tengo regalo para tu proximo cumpleaños, así que ve pensando donde vas a meter tu balcón nuevo.

    Muy bueno. Para estar hasta la ... no has perdido punto con la pluma .... digo con la tecla. ;)

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  2. Gracias u2k, nunca viene mal hacerse con otra ventana que te deje nuevas vistas al horizonte!
    También se agradece tu visita y el elogio, que viniendo de un soñador despierto como tú, tiene doble valor.

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  3. Como se caiga alguna cosa y alguien pasee por la calle...:S

    Besicos

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  4. Belén, no sería la primera vez! Lo mismo al que le cae también le recuerda algo... ponerse un casco, o algo por el estilo. Jejejeje.

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  5. Ay no, que triste! Deja que se le olvide algo de vez en cuando, no dejes que su balcón esté repleto y deja un poco de espacio para ...para algo que no necesite hora ni fecha en el calendario, para cantar, para pensar, improvisar.
    No todo puede estar programado ¡¡¡que se pierde la gracia!!!

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  6. Erkiwi, tienes razón, pero en el mundo que nos han enseñado a vivir hoy parece que todo tiene que estar atado, etiquetado y procedimentado. Quedan pocos balcones abiertos. Habría que ir pensando en hacer limpieza de cachibaches.

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  7. Qué triste eso de sacar tus recuerdos al balcón... los recuerdos deberían guardarse dentro de casa y en un sitio donde puedan verse cada día. Mejor sacar al balcón las cosas que quieres olvidar, para que con el tiempo (y con el mal tiempo) desaparezccan.

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  8. Bueno, hablaba más bien de recordatorios y las falsas "obligaciones" que a veces nos hacen perder la perspectiva, Vanessa... los recuerdos que tú comentas también prefiero mantenerlos en un lugar privilegiado. Los malos, no tienen cabida más que en el apartado de "que sirvan para que no vuelvan a suceder", aprendiendo de ellos.

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  9. Maestro,

    muy buena.

    Merci.

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  10. tiene gracia, cuando abro los comentarios en tu blog me salta publicidad de la lotería de la Green Card!!

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  11. por cierto, he releído tu post y ahora ya lo entiendo. No debía estar muy lúcida el otro día y no sabía lo que querías expresar pero ahora lo veo claro.
    Muy chulo el relato y la moraleja :)

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  12. Pierre, tiene gracia que precisamente tú me llames maestro! Gracias a ti, profesor.
    Vanessa, no me digas que salen pop-ups! A mi no me salta ninguno. Será una señal? Y gracias por releerme. :)

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