Cerca de Hoi An tenemos tres destinos a mano que merece la pena visitar. En nuestro caso sucumbimos nuevamente al encanto de las scooters, tras duras negociaciones y persecuciones de los arrendadores: primero que si 5 dólares, que sólo una era automática y queríamos 3, same same que sí, que no, que espera, no te vayas que de repente aparecen dos automáticas, pero que a 7 dólares, que nos piramos, que sí, que no, que nos cogen del brazo, que es broma, que vale, 5 dólares, pero la gasolina aparte, adiós muy buenas, gritos, persecución, ojos como platos, venga, amigos como al principio, un cambio de casco de cabeza del ofertante a cabeza del comprador y finalmente 5 dólares. Ains, ¡qué tedio!
Pero sí mereció la pena, como siempre, recorrer carreteras y carriles a lomos de la moto para disfrutar en primer lugar la Playa de China. 30 kms de arenas blancas, palmeras y buenos chiringuitos donde ponerse feos a sepias, almejas, gambas, pescado y demás delicias.
Aproximadamente en el centro de estas playas tenemos las Montañas de Mármol, con un espectacular recorrido por sus entrañas, que sorprende con inmensas cuevas decoradas con múltiples budas gigantes tallados en la piedra, también por sus vistas desde los miradores y sus pagodas.
Como su nombre indica, se trata de unos afloramientos escarpados de mármol que los oriundos utilizaban inicialmente para extraer el preciado material y tallarlo allí mismo, en los talleres a pie de monte. Pronto se dieron cuenta de que por la gran demanda, no tardarían en quedarse sin la montaña que atraía al turista y dejaron de picarla. A día de hoy el mármol lo importan de China, pero lo siguen trabajando aquí.
Es un verdadero espectáculo recorrer las calles del pueblo y ver cómo se suceden las miles de figuras de todos los tamaños, expuestas a pie de calle, local tras local. También resulta muy interesante ver cómo trabajan el mármol para crear las figuras. Artesanía en estado puro.
Por último, My Son, otro destino interesante, aunque no nos transmitiera tanto como esperábamos. Para ver este lugar sí es aconsejable contratar un tour, dado que se encuentra en medio de la selva. Patrimonio mundial de la Unesco, estas ruinas del antiguo reino champa guardan restos de lo que en su día (siglo IV) fue un gran centro religioso e intelectual, aunque por el paso del tiempo y sobre todo las bombas, gran parte haya sido reducido a escombros.
Los últimos días nos sorprendieron con buenos chaparrones en Da Nang y de salida al aeropuerto de Ho Chih Minh, lo que nos trastocó un poco los planes. El sur del país quedará pendiente para otra ocasión. Sin embargo, supimos sacar el mejor partido y disfrutamos, entre otras cosas, de una curiosa cena en un bar de carretera de Da Nang en el que nos convertimos de alguna manera en una atracción para los camareros, un cantante ambulante, incluso para algunas salamanquesas y también diría que para una "simpática" roedora.
Vietnam, toda una experiencia, toda una revelación. Un buen destino con el que empezar a saborear Asia para un novato como yo.
No me puedo creer que no hables del museo de Da Nang... rechámpanos!
ResponderEliminarMuseo de Da Nang? Quiero saber!!!
ResponderEliminarY ahora que ya has empezado con Asia.. habra que continuar, no? :D
Si es que entre unos y otros, me muero de la envidia!
ResponderEliminarBesicos
Vanessa, museo? Sólo recuerdo un enorme "champarrón" que nos cayó ese día. Se me ha debido reblandecer la memoria con tanta agua...
ResponderEliminarIgnacio, lo más destacabale del museo es que vimos las construcciones de My Son como debieron ser antes de las bombas. En cuanto a Asia, pues sí, no es mala idea la de continuar. De momento, algún post más aparecerá sobre la experiencia.
Belén, si es envidia de la sana, no cabe (des)fallecimiento alguno!Habrá de organizarse alguna escapada en grupo, no? Aunque sea a menor escala...