Aprendimos sobre la flora y la fauna que abundaba en los alrededores de los ríos Lillas y Zarzas, sobre uno de los bosques de hayas más meridionales de Europa, sobre los pinares de repoblación y el impacto que suponen en el paisaje tradicional, sobre el clima frío y húmedo que favorece la arboleda que allí presenciamos, sobre hayas centenarias que conviven con robles, serbales, mostajos, avellanos, pinos, brezales y jarales, tejos, acebos y abedules, sobre corzos, zorros, gatos monteses, águilas reales, tejones, comadrejas, jabalíes y rapaces nocturnas.
- por un juego consistente en lanzar un tejo con tal de derribar un taco de madera colocado a cierta distancia. Alrededor de este espectáculo se reunía mucha gente y los jugadores que eran incapaces de insinuarse directamente a la persona por quien se interesaban, lanzaban el tejo a sus pies.
- por una costumbre de plantar junto al atrio de las iglesias un tejo, de forma que bajo su sombra los jóvenes se reunían para charlar y divertirse. Cuando un mozo pretendía a una chica cortaba una ramita del tejo y se la lanzaba.
- en algunos pueblos las mozas arrojaban semillas de tejo sobre los chicos casaderos, para buscar marido.
También tuvimos ocasión de ver una reconstrucción de una antigua carbonera. El sacrificado y peligroso oficio del carbonero, casi extinguido ya, se plasma muy bien en la película Tasio de Montxo Armendáriz.
El trabajo consistía en cubrir enormes pilas de leña con musgo y ramas tiernas, para luego prender la leña de la parte inferior y dejar que se quemara durante días con el fin de obtener el carbón vegetal. Aparte de vigilar durante día y noche la carbonera, era también común subir hasta la cima de la pila y pisarla para comprobar que todo estaba secado y endurecido, ocurriendo que a menudo murieran los carboneros al caer dentro de este horno.
De vuelta a casa visitamos el pueblo de Majaelrayo, una localidad de unos 65 habitantes, incluida en la llamada comarca de la Arquitectura Negra. Las construcciones tradicionales están hechas con pizarra principalmente y dan a estos pueblos un aire frío, robusto y peculiar, recordando a ese carbón que hace ya tiempo fue uno de sus sustentos principales.
Que envidia! Yo llevo bastante tiempo queriendo ir a ese hayedo!! :(
ResponderEliminarY encima con guía. Que lujo. No tenía ni idea de las expresiones, ni de que el tejo fuera venenoso. Very interesting.
Una pena que fuerais un poco tarde. El año que viene se repite y yo me apunto!!! :)
Pues sí, mira tú por dónde, lo del guía fue un acierto... se entera uno de cooosaaaas.
ResponderEliminarY algo curioso sobre este hombre: vivió en Madrid, en una calle céntrica, y lo abandonó todo para trasladarse a este pueblo y dedicarse a esto. Dice que no echa nada de menos, todo lo contrario, que vive mejor. Simplemente ha sustituido el cine por una partida de cartas con los amigos, una salida al centro comercial por la tienda de la esquina, un atasco por un paseo, un gimnasio por echar una mano en obras de amigos o en el pueblo,etc. Da qué pensar.
Uff, y que lo digas. Yo muchas veces lo pienso. Las ciudades grandes pueden ser terriblemente frías a veces.
ResponderEliminarA veces no hace falta ganar más para poder vivir mejor.
Está claro... hay quien no tiene para comprarse un MP3 y vive como un rey. Más que nada, porque le pone el valor a otras cosas.
ResponderEliminarPero como dice la canción: Con dinero o sin dinero, hago siempre lo que quiero.
Lo complicado es saber qué se quiere.
Parece el último bosque atlántico... y mira dónde anda. Son muy guapos los acompañantes del guía.
ResponderEliminarPara los bucólicos y pastoriles como yo: la operación rural de Telefónica está dando al traste con el silencio móvil de esos altos parajes de Guadalajara... En Cantalojas cayó también una antenita el año pasado. Y ésta fue por presión de la Junta de CLM, que aprovechaba para poner TDT (y eso sí que da votos...)
No digo que sea bueno, ni malo, ni regular... simplemente sucede.
Pierre, que tenía tu comentario aquí dejado de la mano del TDT!
ResponderEliminarPues eso, que no te acostarás sin saber una cosa más... acostarse? Si acabamos de levantarnos. Nooooo, comienza una nueva semana laboral!!!