A las 7 de la mañana, cuando los primeros ladridos desde los Cuarteles anuncian la impaciencia de los perros por el arranque de la veda general, suena el despertador en el cuarto de Manuel Peña. Medio "cuajao" (2) alarga el brazo hasta la mesilla de noche y calla de un manotazo la campanilla del despertador que le anuncia un nuevo día en el pueblo. Se levanta a duras penas, echa mano de pantalón y camisa, se calza las alpargatas y renqueando se dirige hasta el baño donde el agua fría que se salpica a la cara acabará por despejarle del todo. Antes de salir al largo pasillo en el que desembocan las cuatro habitaciones de su casa de gruesas paredes y fachada encalada, se mira en el espejo un barrillo que le ha salido justo en la punta de la nariz y relata (3) malhumorado:"¡En "toa" la napia (= nariz-del genovés nappia)! Vaya pinta de "abombao" que tengo..".
En la cocina ya huele a tostadas de pan de jara y a café portugués.
Su madre se ha levantado para preparar al abuelo y al pequeño de tres hermanos el sustento que necesitarán para que el día en el campo sea llevadero. El abuelo picotea de una torta de chicharrones (3) y se echa una migajita (2) de café más, mientras observa al reclamo que va a probar en "la Colá".
"¡Acurrúcate en la jaula perdigón (3)!", murmura. "Que luego vas a pasar frío...".
"Ese no vale 'pa ná', ya se lo dije a Usted el día que lo trajo el vaina (9) de Pedro.", replica el nieto. El viejo mira al pájaro sin pestañear, mientras continúa con su retahíla de bondades sobre él: "Déjalo estar, que es pollo de este año y aún se tiene que hacer. A este con un par de salidas más le va a responder el campo que va a dar gusto. Ya verás, ya...".
Manuel Peña no acompañará al abuelo al puesto (10) esta vez. Ha quedado con Antonio para poner la liria en un cercado por encima del Dique.
"Ma, échame medio morcón y un cacho pan en la talega pa' luego... por si nos entra hambre." Las jaulas con los jilgueros, la navajilla en el bolsillo y el tabardo (2) en mano... todo está listo, sólo a la espera de que llegue Antonio, mientras el reloj acerca sus manillas a las 7 y media de la mañana. Cuando el chaval empieza a impacientarse, por fin oye cómo se abre el postigo (2) y chirría poco después el cerrojo de su puerta. "¡Venga ya, haragán!", vocea Manuel Peña desde el portón, "¡Que se te han vuelto a quedar pegadas las sábanas!".
Ambos salen a la calle recibiendo un fresco aroma que a esa hora envuelve a la Puebla de Guzmán en un manto invisible de olor a jara y eucalipto y recorren animosos las calles empedradas (4) que bajan hasta la Plaza de la Cebadilla.
Durante el trayecto se cruzan con cazadores en coches provistos de remolques con rehalas (2), oyen a alguien cantar por fandangos desde el Bar los Labradores y se encuentran con las mujeres más madrugadoras que, en bata, han empezado a barrer sus puertas.
En el Bar la Parada la máquina de café no da abasto. La trapatiesta y el vocerío de los que van a salir de montería o a la sierra al salto (-ver cazar al "salto"-), contrasta con la tranquilidad y el silencio del resto del pueblo. En la barra se sirven copas de aguardiente para ir calentando motores y las carcajadas se suceden al bromear sobre la pericia de los escopeteros (2):
"¡Dale otro buchito (3) a la copa, Andrés, a ver si así atinas hoy!"
"¡A ver si atinas tú y te invitas a algo, gandul (2)!"
"Mira quién fue a hablar... ¿será por roñosos (4)? Me apuesto una copa a que te vienes de tarugo (se le colgaba al que no traía caza alguna de vuelta), que ya no estás para andar por ahí de mancha en mancha (4)..."
"No seré yo el que está de buen año... a ver si eres capaz de subir el primer cabezo que te encuentres. Ya hablaremos cuando contemos los conejos que trae cada uno en el morral."
"Vale, pero no me seas fullero, ¡que eres capaz de comprarlos por el camino!"
"¡Te quieres ir...! Ni cazando gamusinos me ganas tú a mí..."
Manuel Peña y Antonio se miran con media sonrisa en la boca y siguen su camino dejando el pueblo atrás.
Bonito relato, pero sobre todo bonitas fotos de la tierra que tantos buenos ratos nos ha hecho pasar y en la que espero se vuelvan a repetir.
ResponderEliminarMe encanta ver que en esa Puebla de Guzman todo sigue en su lugar. Espero que me sigan manteniendo informada, ya que no se cuando podre volver a contar las piedras de la calle larga.
Un besazo y FELICES FIESTAS a todos y pa ti wapo un besazo.
que bonito es el fandango
ResponderEliminaral amanecer el dia
en el silencio del campo
cuando voy de caceria.
que wapo sale padrino en la foto y que poquito se te a ti. lo que mas el plato de jamon, como lo echo de menos, ayyyyyyyyy, haber si te veo joe que hace mucho que no se te ve el pelo primiyo, y haber si hablas tambien del kunta kinte que es mu importante en las cacerias,que pases un feliz año en donde estes ese dia, y que ya se te exa de menos primiyo.saludos
Aprovecho la visita para desearte un feliz 2008, que no te atragantes con las uvas y que pases buena noche....
ResponderEliminarUn besazo!!!
Gracias Melocotón... ya verás cómo pronto volveremos a callejear por la Puebla, con carrito incluido, jejeje.
ResponderEliminarTito, una pena no haber coincidido estas Fiestas. Se ha echado de menos también el arranque por bulerías del pimiento tradicional. Nos vemos por aquí muy pronto.
Rachel, gracias por las felicitaciones. Operación uvas realizada con éxito. También a tí, buen año 2008!!
Hooola
ResponderEliminarVaya palabrejas que utilizamos ¿eh? Embarbascao, engollipao y muchas más que yo en particular espero no dejar de utilizar nunca.
Hooola erkiwi!! Ya te digo... todavía me quedan unas cuantas por poner, pero eso será en el 2º capítulo. Lo curioso es que la mayoría de ellas están recogidas en el diccionario de la Real Academia Española (RAE). Si pulsas sobre las palabras subrayadas el link te lleva a su definición en la RAE y el número te indica la acepción en cuestión.
ResponderEliminarAhh, y a seguir utilizándolas, por supuesto.
me ha encantado lo de las palabras... créeme que pensé que estaba leyendo la naranja mecánica parte dos.. jeje.. que también hai que ir mirando los distintos significados en la parte final del libro.. eso si.. hasta que al final ya te acostumbras... jeje.. feliz año pimpollo!!!.... y abracitos varios a repartir...
ResponderEliminarP.D.: espero que pa el 2008 me toque una visitilla a la Puebla, que de verdad que cuantas más fotos veo, más me apetece.... un biquiño!!!!!!!
Oye, que ha pasado con mi comentario que no está? Mierda de blogger!!!
ResponderEliminarDecía que me parecía un bonito homenaje a la Puebla que llevas dentro. Espero la continuación y seguir leyendo esos palabros, que dichos en otras bocas no tienen significado.
:)
ya tenía yo ganas de que me contaras al detalle un día de caza!! estaré atento a lo que queda, por tutatis!
ResponderEliminarRAE rules!!
Igualmente Cinza! Para la visita al pueblo ya sabes que lo tenéis fácil... sólo os tenéis que preocupar del viaje hasta allí.
ResponderEliminarIgnacio, ni idea de lo de tu comentario anterior, pero es una pena que se pierdan. Seguimos con la secuela de los palabros en breve.
Choupa, algún detalle de caza se dará, pero la idea es completar la historieta con demás pinceladas puebleñas. De todos modos, como decía a Cinza, queda pendiente una escapada por ahí abajo y así lo vives en directo!