La vida sin música me resulta algo inconcebible. No existe lenguaje, arte, ni medio expresivo igual que pueda suponer para el alma un estímulo tan universal como el que una combinación de armonías, melodías y ritmos como ella puede generar. Independientemente de dónde seamos, qué pensemos y cómo nos comuniquemos, cuando la música nos llega, todos podemos ser sólo uno... en movimiento, sensación y sentimiento.
Como no podía ser de otra forma, abro esta nueva etiqueta con mi favorita, la música flamenca. Concretamente aprovecho la ocasión para presentar y recomendar a un nuevo talento que descubrí no hace mucho: Antonio Álvarez Vélez,
Pitingo.

Hace algunos años mi hermana me hablaba de un chaval compañero de trabajo en Barajas que se ocupaba de la carga y descarga de maletas, al que se le daba muy bien el cante flamenco. En alguna ocasión había tenido la suerte de compartir con él ratillos de juerga entre amigos, lo mismo al cajón, que arrancándose por bulerías y en sus comienzos había podido asistir a alguna de sus actuaciones. Como me decía, apuntaba maneras Pitingo y el tiempo lo ha confirmado.
Hoy me entero de que Antonio nació en 1981 en Ayamonte (Huelva) y decidió buscarse la vida en Madrid, dando aquí el paso para dedicarse totalmente a lo que realmente le llena, el Flamenco y el Soul.
Debutando con Gomaespuma en "Flamenco Pa´tos", habiendo triunfado en salas flamencas de renombre, llegando a compartir cartel con Paco de Lucía y José Mercé y siendo reconocido por los principales artistas y críticos del panorama musical, Antonio se ha ido labrando un futuro que sin duda parece prometedor.
¿Y qué mejor forma de cerciorarse de la madera que tiene, que yendo a verlo en directo? Ayer tuve el placer de asistir en el Teatro Calderón al espectáculo Soulería, palabro del que leo lo siguiente:"Dícese del feliz resultado de la capacidad para hacer, poniendo el alma, unas determinadas virguerías con la voz, ajustándose en todo momento al compás flamenco más exacto. El soul y el flamenco requieren voces con un color especial y velocidad de ejecución que permite transitar ágilmente por escalas de vértigo; Aquí se unen dos colores y dos escalas en un sólo concepto chipén: Flamenco-Soul".
La apuesta de este concierto fue sin duda arriesgada, sobre todo si se ve desde la perspectiva del purista, pero cuando se consiguen combinar con temple y buena letra a Pitingo, un cuadro flamenco con mucha Habichuela (Juan Carmona a la guitarra), un coro de gospel de Nueva Orleans (The Black Heritage Singers) y coreografías de Rocío Molina, para acabar entremezclando palos como fandangos, bulerías y granainas con aires souleros, sólo queda quitarse el sombrero y dejarse llevar por este mestizaje sonoro sin precedente.
Os cito algunos de los temas que se versionaron, para que os hagáis una idea de lo que se pudo vivir durante la noche de ayer en el Teatro Calderón:
Killing me softly with his song (Roberta Flack), No woman no cry (Bob Marley), Let it be y Yesterday (The Beatles), What a wonderful world (Louis Armstrong), Georgia on my mind (Ray Charles), Don't worry be happy (Bobby McFerrin), Smells like teen spirit (Nirvana), etc. .
Pitingo y compañía consiguieron emocionar, sorprender y poner los pelos de punta al público, acabando al final todos de pie participando con palmas, replicando al coro en el "Oh Happy Day", cargándose de energía y saliendo con una sonrisa de oreja a oreja del recinto.
No he encontrado en la red grabaciones de este evento producido por Alejo Stivel (ex- Tequila), ni siquiera disco que guarde lo que allí se creó, pero me consta que se hará y además podréis verlo próximamente en una gira por distintas ciudades españolas y europeas (las entradas en Madrid se agotaron).
Como muestra para que sepáis por donde van los tiros, os posteo aquí dos videos de Pitingo.
En el primero interpreta "Gwendolyne" de Julio Iglesias, canción que forma parte de la banda sonora de la película "Cándida" de Guillermo y Javier Fesser.