jueves, 28 de enero de 2010

Cociditos en Madrid

Después de más de cinco años residiendo en la gran urbe madrileña y haber saboreado suculentas especialidades como el bocata de calamares, la oreja, los revueltos y los callos, no podía concebirse el reconocimiento como habitante de pro sin haber catado uno de los platos estrella: el cocido.

Cocido madrileño 2

Con la mesa convenientemente reservada unos días antes y concienciados de crear el hueco suficiente en nuestros entrenados estómagos, trotamos animosos hasta Cuchilleros donde La Taberna de la Daniela nos esperaba con los brazos abiertos y un interior castizo repleto hasta la bandera.

Cocido madrileño 0

Vino de la casa y maaaarchando la sopera con el caldo de fideos en lo que se denomina el primer vuelco del cocido. Aaaay, codo con codo, cucharita en mano, el babero-servilleta en posición y a gozar.
Se cuenta que el origen del cocido procede de la olla podrida, particular nomenclatura que se deriva de una contracción de poderida, en el sentido de poderosa, contundente, suculenta o sustanciosa. ¡Ya te digo! En cualquier caso, la olla podrida tiene su origen en la antigua adafina judía (del árabe dafana: tapar), claro que en ese caso con corderito y nada de cerdo.

Cocido a tutiplén

Y tras el primer round, ahí que nos vienen con los vuelcos número dos y tres a la par. ¡Qué aroma! ¡Qué felicidad! ¿Que si esto es rico en Omega 3? No sé yo...

Cocido madrileño 1

Los garbanzos son servidos por separado de sopa y carne. En este caso, sólo acompañados de patatas, zanahorias, pelotillas de pan (?) y un sabrosísimo repollo. Al otro lado del ring, una fuente rebosante de morcilla de arroz, jamón, pollo, ternera, chorizo y tocino.
Exquisita la combinación, así como todos y cada uno de los ingredientes de esta maravilla de plato. Inabarcable, por otro lado. Efectivamente... tú que me lees desde allende los mares o no pudiste unirte a la cita por otros motivos y maldices al que aquí suscribe por haber gozado de este manjar, debes saber que no pudimos con todo. Ni con la mitad. Vergüenza nos debería dar, pero fue una exageración de comida, sinceramente. Casi sollozamos por no venir equipados con tuppers.
Por otro lado, resulta curioso pensar en el puchero, el potaje o el cocido de casa y darse cuenta de lo que cotiza (porque cotiza, ¿eh?) hoy en día la cocina tradicional de huerta y de toda la vida. Si los abuelos supieran a lo que nos vendieron los garbanzos, se echarían las manos a la cabeza y nos prepararían un caldero de emergencia en un periquete.

Cocido a mansalva

Este va dedicado a mi madre, que sabe que no soy yo muy fan de la cuchara, pero de vez en cuando me corrijo.

miércoles, 20 de enero de 2010

Calentando para el 2010

Un día cualquiera...

Vuelvo a casa y conmigo la carga del día que he ignorado hasta ese momento. Mi cuerpo me grita. Los pies esperan su liberación de zapatos y ataduras, la cintura quiere dejar de ser frontera impuesta por un apretado pantalón, el cuello se pregunta quién permite como correa, corbata y camisa abrochada hasta el último botón. Algo me tira de los hombros y los ancla rígidos fuera de posición, la cabeza no sabe quién la sostiene, pesa más de lo habitual. La presión acumulada no sólo tensa músculos y tendones, también mi estado mental. Necesito huir.

Run02

Tomo la decisión de hacerlo y visualizo lo que podría ser el trayecto, imaginando la pendiente, estimando el tiempo, analizando mi estado, mis posibilidades... las adorno para motivarme ante la lluvia, el frío y las malas predicciones. Tengo ganas.
Antes una necesaria pero rápida y simple transformación: ropa cómoda, un reloj, música para el camino y zapatos de correr. Caliento y arranco motores. Comienza la carrera.

Run01

Al principio marca el ritmo la última preocupación del día, luego la batería de la primera canción me pasa el testigo y la frecuencia de mis pisadas comienza a diluir los nubarrones que llevaba a cuestas. Mi respiración se acelera.
Sorteo a paseantes, salto bordillos y cruzo calles, siempre cuesta arriba, hasta llegar al Retiro. El sudor recorre mi espalda, las primeras gotas se deslizan por las sienes.

Retiro02

En algún momento indeterminado he pasado a formar parte de un mundo paralelo, aderezado por las melodías que oigo durante esos minutos y parecen haber burlado al mismísimo "shuffle" para casar a la perfección con lo que estoy viendo. Casi se proyecta ante mí un videoclip, la banda sonora de este lugar, de esa pareja sentada en el banco, de la fuente del Ángel Caído, de los patinadores, de los castaños y los robles, de la anciana y su caniche. Todo se mueve al compás. La música me cuenta una historia cada vez. Unida a una imagen es mágica. La necesito.

Run03

A mitad de camino he perdido por completo el hilo con el que comencé el día. Se ha transformado en un cordel de lana coloreado que trenzo hasta convertirlo en un ovillo, imaginando historias y situaciones inverosímiles en las que me veo involucrado. Fantaseo, sueño, me veo actuar. Juego y me gusta.

Durante el trote de regreso me doy cuenta de que el aire que inspiro es justo el necesario para mover mi cuerpo sin excesivo esfuerzo, los pulmones no se quejan, las pulsaciones se mantienen a la frecuencia exacta para sentir el bombeo alegre de mi corazón. El mismo músculo que me lleva en volandas a ningún lugar me invita a continuar la marcha. Algo busca.
En pleno movimiento, sin prisa pero sin pausa, alcanzo el equilibrio, físico y mental. Ahora estoy en blanco, conmigo mismo, completamente solo en un lugar repleto de gente. Entiendo que me hace bien. Veo que ya es la hora.
Vuelvo a casa cuesta abajo. No hay sprint final ni meta. Tras la ducha, vuelvo a ser lo más parecido a mí. Y me entran ganas de cantar.

Retiro01

Uno de los propósitos de este año es seguir corriendo, que no es poco. El año pasado caté el ambiente de una carrera popular con fines solidarios dentro de la campaña "Ponle freno" y me gustó. Para este intentaré subir el listón.

Los demás propósitos no los cuento... pero pueden entreverse en la carrera anterior.