Una vuelta por la ciudad más importante de Hessen, con la mayor concentración de extranjeros de toda Alemania, su famoso centro financiero y los típicos puestos de salchichas, no podía faltar. Más que por estos últimos motivos, sobre todo, porque muchos de sus rincones escondían historias que nuestros padres se ocuparon de relatarnos, dado que tanto por trabajo o por ocio, éste solía ser el destino preferido.
En nuestra memoria apenas quedaban tardes de compras en la Zeil, alguna visita al zoo y al Palmengarten, la hamburguesería, nuestras primeras películas en el cine, el viaje en tren y tranvía, pero ellos guardaban imágenes mucho más nítidas de una ciudad que a grandes rasgos ni en estética, ni en atractivo turístico, ha cambiado mucho.
A pesar de eso, siempre resulta entretenido un paseo por Frankfurt am Main y si no, que se lo digan a los que, sin comerlo ni beberlo (ehhhm, bueno... sí), se encontraron un Bierfest junto a la Börse (Bolsa). Cualquier excusa es buena para montar puestos de cerveza, salchichas y otras especialidades, tan apreciadas por los cansados y sedientos transeuntes, y darle a las calles ese toque alemán tan característico.
Volvimos a pagar el Pfand (extra que se abona tanto por las botellas como los vasos de bebida que te sirven y luego se recupera si se devuelve el envase al puesto), degustamos suculentos platos de Jägerschnitzel, vimos que el Lebkuchenherz le queda mejor a unos que a otros, nos dejamos llevar por la mezcla de aromas panaderos y probamos variopintos panecillos, bretzel y dulces de la zona, no nos resistimos a girar la rueda de las maquinitas callejeras expendedoras de chucherías... en fin, volvimos.
Claro está que también hubo planes para descubrir nuevas caras de la ciudad y para ello no se nos ocurrió mejor sitio que el Maintower, un rascacielos de 200 metros de altura (el cuarto más alto de la ciudad) abierto desde el 2000 y provisto del mejor mirador público entre sus competidores. Y vaya si mereció la pena...
Vistas espectaculares del "Mainhattan", el Hauptbahnhof, el río Main y toda la urbe. 56 pisos bajo nuestros pies, algún mareo a las alturas y unas vistas de pájaro muy recomendables para desconectar de lo mundanal y volver a tomar conciencia de lo infinitesimal.
oy oy oy oy.. como ha cambiado la puebla, la torre de la iglesia esta mu cambia, y se ve que las nuevas urbanizaciones rodean los arroillos, el maihatan es el rascacielos que esta enfrente del ayuntamiento no?? po mu bonito,y mu cambiao, se ve que este arcarde se lo ta tomando en serio, si, si, se ve que ha cambiao mucho to desde que no voy, y tu padre viendo la peña desde el manpower ese??persioso to, el manpower ese lo han puesto al lao de ovipor no??que bonito y que cuidado, los azulejos y to, mu limpio.aaaaaa y la cebadilla con esas maquinas de chucherias, y la panaderia,a la muchacha panadera no la conozco, quien es la madre que no la saco por la pinta. bueno po eso que to mu bonito, haber si me pones fotos de la pista de formula uno que han hecho en los diques de la mina que man dicho que esta mu requetebien, un beso
ResponderEliminarMuy buenas fotos. Me apunto para la próxima subir a la torre, que este año no me ha dado tiempo pa eso...
ResponderEliminarPor cierto, aprovecho para comentar que hay que avisar de antemano esos restaurantes donde los platos son gigantescos!!! Eso también me quedará para la próxima... (tengo que buscar una conferencia en frankfurt ya!!!)
Jajaja.. tito, desde que te fuiste al extranjero ya no se crían gallinas en los corrales, ni se hace la matanza en casa, ni hay que pedir la mano de la novia, ni siquiera se va al campo a segar jara! Ahora todo eso lo ha sustituido el internéeee, la verdura congelada, el DNI digital y el cine en 3D. Con lo que éramos nosotros...
ResponderEliminarlorea, gracias! Me alegra verte por aquí de nuevo.
Por favor, si alguien de Frankfurt lee esto, que le busque una conferencia a Lorea a la de ya! Ese filete empanado no puede esperar y la torre tampoco! Aunque sea una conferencia a tres, o una episcopal...lo que sea. Gracias.
Pero si hay más.
ResponderEliminarCinco días en Alemania dan para mucho..o para poco...según como lo mires, porq yo me quedé con ganas de seguir en Bad Vilbel unos días más. Le voy a plantear a Chino mudarnos alli unos años...¿se animará?
Jejeje. Yo creo que no tendrá problema ninguno, el tío es un todoterreno. No hubo dificultad para hacerse entender en alemán, italiano o guatamalteco! Enga, a Ba Firbe tor mundo!
ResponderEliminarY sí, es verdad, los días nos cundieron, pero bien.
Si es una conferencia episcopal mejor que mejor. Que así no me dará grimilla perderme algo interesante mientras voy de turismeo. Ahora, no se como justificaría ese viaje en el trabajo... "La fuerza de la cristiandad en el software"?
ResponderEliminarLorea, que la Weizenbier nos coja confesados!! El título, puede colar... eso sí, adórnalo con unas cuantas birras para el receptor de ese justificante, que eso siempre ayuda.
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