martes, 21 de diciembre de 2010

Blovago

Lo admito, no he conseguido alcanzar el ritmo de posts que me había marcado a principios de año. ¿Que viene el 2011 ya?
Ni siquiera lo he mantenido. Es más, ha decrecido. ¡Flojo! ¡Gañán! ¡Eres un blovago!
Es queeeee... ¿Es que qué? No hay excusa.
Para más inri, he disfrutado de una cantidad de meses ociosos para mi solo por primera vez desde hace muuuuchos años y no por ello he conseguido rellenar páginas en proporción. ¿Se avecina el declive? ¿Se acabaron los menesteres? ¿Fronklins pasa al lado oscuro?
No hay razón aparente para este vacío bloggero. Ha habido alegrías, cambios, abandonos, calor, música, tristezas, comienzos, mar, nacimientos, bienvenidas, sueños, cumpleaños, ideas, estudios, teatro, visiones, frío, trabajo, cariño, cañas, ayuda, encuentros, viajes, arte... ha habido días, semanas, mañanas, martes y domingos, relojes enteros en mi habitación.
Ni un instante de aburrimiento, nunca. ¿Qué es eso? Material... de sobra hubo. Pero todo ha fluido como ha querido fluir y aquí no se ha dignado en aparecer. No hay más.
Un gusto esas manecillas enteras vertidas en lo que muchos tachan de inútil, estéril o insignificante. Como el que se dedica a proyectar sombras en la pared, a silbarle al viento o a cazar rayos con un click.

Rayo

Porque quizás sea esa la manera... ninguna.