viernes, 20 de febrero de 2009

La Trastienda

Advertimos que la siguiente historia puede herir la sensibilidad de los que la tengan. Absténganse todos los propensos a llorar con series de Michael Landon, se pongan nerviosos con el sonido de un tenedor deslizándose sobre la porcelana o parpadeen justo en el momento del disparo con flash.

Esto va muy en serio. Sentirás escalofríos. O al menos frío, que estamos en febrero. ÑÑÑiiiiiaaaeeeee (puerta oxidada abriéndose). JajaJajaja...WhaJaaaaJAAWHAJAAJAAAA!

Poco después del día de Año Nuevo, la apariencia del ambiente navideño vivido horas antes, se tornaba en un lúgubre paseo de sombras perdidas por las calles de aquel pueblo. Nadie sonreía, el gris del cielo acompañaba a los oscuros mantos de las señoras, al humo de chimenea, al vaho que salía de las bocas sedientas de... Saaaaangreeeee!! Mooorcillaaa de saaangre!

Y es que se encontraban en plena época de matanza. Los deseos choriceros, solomilleros, incluso paletilleros, servían al respetable para conectar con su lado más siniestro, que sólo lograban saciar con el sacrificio de un pobre gorrino bien entradito en arrobas.

Ese año habría ocurrido lo mismo que el anterior y el previo al último, así como el antepenúltimo del de antes, o el que precedió a todos estos, si no hubiese sido por un pequeño detalle: los cerdos habían desaparecido de la faz de la tierra!! OOOooiiiiiiiiinnnnnk.

Caretos nocturnos

Algunos achacaban la situación a las malas artes que ejercía una vieja verrugosa en la trastienda de su venta, donde entre copa y copa despachada, aprovechaba el tiempo para repartir hechizos por doquier, como si no hubiera un mañana, ni un pasado mañana, ni el día después de pasado mañana... Dicen las malas lenguas que con uno de ellos consiguió envenenar las bellotas y al primer mordisco del cerdo, éste se hinchaba como una pelota que, tras una estruendosa flatulencia, salía disparada por los aires a imagen y semejanza de un globo desinflándose, para perderse más allá de los montes que lindan con Portugal y acabar aterrizando sobre el suelo la única parte que de tan preciado animal lograba perdurar: su rosado y rizado rabito. PPppfffiiiiiiiiiiiuuuuuuuuuu.

Buhhhh

A falta de manteca colorá, buenas son las tostadas con mermelada, pero ¡todos tenemos un límite! Si no que se lo pregunten al inocente grupo de amiguetes que entró en la venta el día equivocado, a la hora inapropiada y en el momento más inoportuno que jamás habían vivido... y jamás volverían a vivir. Cuentan los sabios ancianos (ahora vegetarianos) de aquel lugar, que el tabernero los recibió ese día con los brazos exageradamente abiertos, invitándoles a compartir con los demás seres que poblaban la barra el visionado de un ameno film que le traía buenos recuerdos. Extrañados, pero con tal de complacer al señor, los jóvenes aceptaron y pidieron una tapa de brócoli ante la escasez de panceta.

Er niño er mechero

Con la excusa de la proyección, pronto se apagaron las luces y la vieja sacó de la trastienda grandes velas esféricas que fue disponiendo sobre cada una de las mesas. A medida que avanzaba la película, la cera fundida iba expeliendo un sospechoso olor a torrezno que embriagaba a los espectadores hasta tal punto, que las facciones de los protagonistas de la cinta parecían convertirse en las faces de puros cerdos ibéricos de sierra. Paulatinamente, los propios jóvenes sentían transformarse en cuerpos porcinos, mientras, sigiloso en la penumbra, el tabernero cerraba puertas y ventanas, frotándose las manos por el festín que se iban a dar. Los bultos apoyados sobre la barra se giraron hacia los nuevos gorrinos y mostraron sus salpicados mandiles e instrumentos de sección. Justo en ese momento un fogonazo de luz emergía de la vela y mostraba el nombre del primero de la lista. El destello del metal, unos ojos ensangrentados, su nombre en fuego y la risa de la vieja verrugosa es lo último que cada cerdo pudo concebir antes de despedirse con un sonoro iiiieegiiiiJIIIIIG!!

Loooooli

Aún hoy llueven rabitos de puerco por la zona, pero nadie ha vuelto a probar un jamón de pata negra como mandan los cánones. Nadie, a excepción quizás de la vieja de la trastienda y sus matarifes.

viernes, 13 de febrero de 2009

Para quien se quiera dejar embrujar

Hay escenarios de teatro que no logran llenarnos los ojos ni el espíritu por mucho elenco y escenografía que nos quieran vender y otros, que sin contar más que con una sola persona sobre las tablas, consiguen arrastrarnos de principio a fin a su propio lado de la realidad.

Tal que así sucedió con la última obra que por error tuve la suerte de presenciar. Rafael Álvarez, el Brujo, es un actor cuya cara me resultaba familiar por las contadas ocasiones en que lo había visto por la tele, en alguna entrevista, siendo noticia o actuando en Makinavaja. Aunque su semblante y la templanza que transmitía ya me habían llamado la atención con anterioridad, no había tenido oportunidad de verlo actuar hasta hace poco.

Imagen tomada de la web www.gentedigital.es

En "San Francisco, Juglar de Dios", de Dario Fo, es capaz de contar algunas escenas de la vida de este Santo desde la ironía, el humor, sin caer por ello en la burla, dándole la fuerza y el carisma que caracterizan a este personaje, empleando escasas herramientas escénicas, sonoras y de iluminación a cambio de un sabio uso de la palabra, el ritmo y la expresión corporal. Según dice el propio Brujo, suele ser habitual su empleo del espacio semivacío y el monólogo en sus obras, porque potencian la imaginación del espectador, hecho que quizás sea una de las claves para que público y actor se sientan cercanos durante la representación.

El error del que hablaba antes no debe entenderse como un lapsus garrafal. Simplemente compramos entradas que creíamos se correspondían con otra de sus obras, llamada "Una noche con el Brujo", pero visto que una vez en el Teatro Infanta Isabel nos encontramos con San Francisco de Asís, asumimos el desliz y confiamos en la suerte. Debo decir que espero seguir cometiendo más errores como este, sobre todo porque con el número de espectáculos que Rafael nos ofrece en gira, tengo donde elegir. Pienso seguir equivocándome con "El Lazarillo de Tormes", "El Contrabajo", "El Ingenioso Caballero de la Palabra", "De Místicos y Pícaros" y algunas más. Palabrita que sí.

viernes, 6 de febrero de 2009

Manchester 2008-2009

Antes de que me pille la Semana Santa, he aquí los últimos coletazos navideños.

Merry Manchester Ayuntamiento

Sí, lo habéis adivinado. Como viene siendo habitual durante los últimos años, no pudimos resistirnos a seguir con la tradición de comernos las uvas algo apartaditos del calor del hogar y la familia. Y digo bien lo de lejos del calor, porque Manchester y Captain Cold son primos hermanos.

Manchester centro

Una Nochevieja, como siempre memorable, en esta ocasión gracias a la hospitalidad y las locuras organizativas de nuestro anfitrión, el mate Borja y la presencia de un grupo de amiguetes más apañados que un jarrillo de lata.

Comida de pub

Un viaje así, planteado desde la única premisa de la diversión, no pudo sino transcurrir de la manera más agradable y relajada posible, sin prisas, pero con el buen sabor de boca que deja saber que se ha aprovechado cada instante como se debía, incluso cuando nos parecía que no hacíamos nada.

Train to LIverpool

Por intentar retener en la memoria con la ayuda del blog algunos flashes de esos días, guardo las piedras lanzadas al canal helado cerca de Hilton Street, la noria importada de la Expo'92, la cabina VIP y el ridículo mensaje de megafonía, el soniquete del restaurante indio, las confesiones peliagudas y la pequeña pero picante cazuela maldita.

Comiendo a lo indio

El frío petrificante de Liverpool, su niebla y sus inmensas y poco comunes catedrales, a mitad de camino entre lo abstracto, lo tenebroso, lo místico y lo misterioso (sin contar el neón ochentero).

Liverpool Cathedral

Catedral Liverpool

La fiesta de Nochevieja, las campanadas una hora antes con cacahuetes sustitutos de uvas, los shots de whiskey, las pintas, las risas, los bailes, el timing, los rulos callejeros, el taxista al que volvieron loco, la gran resaca, la fiesta del 1 de enero (eso es empezar el año a lo grande), yo viví el Warehouse Project (¿debí decir "sobreviví"?), música electrónica, chill out, los Smiths, la gente insensible al frío, el técnico de enchufes, charlas coloquio a media madrugada, el catarro que se curó con gominolas, pasta al horno...

Pub con columnas

Y muchos momentos más para estar a gusto, que de eso se trataba. Un comienzo de año así debe traer buenos augurios, ¿no?

Viejo en Pub

Y si no los trae, los buscamos... que para eso estamos en continuo movimiento, husmeando, preguntándonos, viviendo para encontrarnos.

Way to Liverpool

domingo, 1 de febrero de 2009

Entre chabolas sudafricanas

Ocurre que desde la lejanía y la desinformación resulta fácil hacerse una idea equivocada de un país, una cultura o una forma de vivir. Nuestra tendencia a la simplificación y el encasillamiento, amplificada por el goteo de imágenes y noticias frecuentemente distorsionadas, provoca que asociemos a cada lugar un determinado retrato, muchas veces coincidente con el de nuestros convecinos, pero no por ello más afín a la realidad.

África evoca a menudo paisajes selváticos, desiertos, el Nilo, animales salvajes, tribus ancestrales... pero también hambre, sequía, guerras, Sida y pobreza. Un enorme continente con un abanico de posibilidades ahogadas por la mano del hombre.

El documental "Tapologo" de Gabriela y Sally Gutiérrez Dewar nos lleva más cerca del noroeste sudafricano, concretamente a Freedom Park, un barrio chabolista que alberga a unas 25.000 personas, para explicar el porqué de la pandemia debida a la infección por VIH y cómo, incluso en las condiciones más desfavorables, hacen frente al mismo.
Sorprende la naturalidad con que se expone la situación de las mujeres que por necesidad llegan a estos alrededores de las minas de platino para sobrevivir al amparo de los trabajadores que las mantienen en sus chabolas a cambio de relaciones sexuales. Destaca el coraje de las afectadas que crean la red solidaria llamada Tapologo (paz y descanso), destinada a cuidar a los enfermos, conseguir retrovirales y potenciar la prevención como remedio contra el contagio del Sida. Un documento premiado en varias ocasiones que no te deja indiferente, tanto por su belleza visual como humana, por el contraste entre alegría, optimismo y muerte, por la polémica suscitada por un obispo católico rebelde que apoya el uso del preservativo, por los testimonios sinceros de africanas que nos acercan a sus problemas. Al fin y al cabo, entenderlos y saber de ellos es un buen modo para concienciarse e intentar resolverlos. Una forma de acercarnos a las mil caras de nuestro continente vecino.

Si tenéis ocasión, id a verlo. Os lo recomiendo.